Una mirada desde el Pensamiento Nacional a los problemas nacionales.

"Verás que todo es mentira,verás que nada es amor,que al mundo nada le importa...¡Yira!... ¡Yira!...Aunque te quiebre la vida,aunque te muerda un dolor,no esperes nunca una ayuda,ni una mano, ni un favor" (Enrique Santos Discépolo)

jueves, 30 de abril de 2009

Raúl Scalabrini Ortiz: Homenaje a un patriota

El 30 de mayo se cumple el 50 aniversario del fallecimiento de Raúl Scalabrini Ortiz y es por ello que el año pasado se decidió, mediante un Decreto Oficial, homenajearlo declarando este año como el “Año Homenaje a Raúl Scalabrini Ortiz”. Popularmente conocido por el nombre de la calle que antes se denominaba “Canning”, dando su nombre también a la estación ubicada sobre la misma avenida y también a una estación en la cercanía de Parque Norte, como asímismo al puente que cruza por encima de la estación, y a innumerables calles en distintas ciudades de nuestro país, e incluso a un Parque en la Ciudad de Rosario, Raúl Scalabrini Ortiz forma parte de la historia de la intelectualidad argentina como un luchador consecuente, honesto, sacrificado y tenaz.
Para poder entender el significado que Scalabrini Ortiz tuvo en nuestra historia es necesario ubicarlo dentro del pensamiento nacional. Es decir, el desarrollo de las ideas para resolver los problemas nacionales desde un punto de vista autóctono exclusivamente, sin contaminaciones ideológicas foráneas de ningún tipo. Se lo llamó el “descubridor de la realidad nacional” porque en sus investigaciones basadas en datos concretos, obtenidos en los más recónditos lugares imaginables, entre ellos, bibliotecas, archivos oficiales, archivos y balances de las empresas, hasta en los basurales en donde él creía que podía encontrar información útil. Otras veces fue ayudado por el mismo pueblo que él estaba defendiendo con sus ideas cuando un “nadie”, al decir de Galeano, le alcanzaba aquel documento olvidado, desechado, descuidado, que le servía para retomar su tarea de descorrimiento de la sábana que cubría los verdaderos resortes de nuestra Nación. Así fue que en la década de 1930, participando activamente de FORJA (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina), luego de haberse “suicidado” socialmente, culturalmente, al renunciar a los privilegios de pertenecer a la intelectualidad acomodada y reconocida por las clases dominantes y sus medios y haberse transformado en uno de los “malditos” de la historia, silenciado y apartado junto con sus compañeros de lucha, por las verdades que esgrimía, comienza a desentrañar la realidad nacional con una interminable recolección de datos, números, estadísticas, que analiza minuciosamente en sus cuadrículas, especie de enorme cuadriculado repletos de números organizados en forma sistemática, dando a luz a los legendarios cuadernillos de FORJA donde plasmaría la síntesis de toda esta información recolectada. De allí nacerían sus libros más importantes: “Política Británica en el Río de la Plata” e “Historia de los Ferrocarriles Argentinos”, en donde demuestra y exhibe los instrumentos de dominación utilizados por el imperialismo británico para someter, asociado y en complicidad con la oligarquía local, a la economía argentina a una situación parecida a la de una colonia, produciendo materias primas y recibiendo bienes manufacturados cumpliendo con el papel de primitivismo agrario que la División Internacional de Trabajo definió para nuestro país. Esas herramientas tenían nombre y apellido: la deuda y los ferrocarriles. De la deuda se han escrito numerosos ensayos acerca de su funcionamiento como facilitador de fuga de divisas y, por lo tanto, de instrumento para poder girar ganancias al exterior. Respecto de los ferrocarriles, sus investigaciones demostraron que los ingleses construyeron “una red metálica que aprisionaba a la Nación” ahogando todo intento de desarrollo regional y facilitando el transporte de las materias primas que se dirigían a Gran Bretaña a través de los puertos principales.
Su tarea ciclópea le demostró la política de ocultamiento y falseamiento de la realidad llegando a encontrar hojas arrancadas en aquellos lugares donde tenían que figurar los datos reveladores de la sumisión y la entrega. El ocultamiento de nuestra realidad paso a ser, a los ojos de Scalabrini, algo natural: “Todo lo que nos rodea es falso o irreal. Es falsa la historia que nos enseñaron. Falsas las creencias económicas con que nos imbuyeron. Falsa las perspectivas mundiales que nos presentan y las disyuntivas políticas que nos ofrecen. Irreales las libertades que los textos aseguran”.
Scalabrini fue, de esta manera, un generador de conciencia nacional. Es por ello que es reivindicado por la llamada izquierda y también por algunos sectores de derecha. Raúl Scalabrini debe ser entendido desde un punto de vista nacional. Si se utiliza otra metodología podrán encontrarse supuestas contradicciones y posiciones que no se entiendan.
Su pensamiento está también imbuido de la praxis histórica. Durante la segunda presidencia del Gral. Perón decide mantenerse en silencio frente a lo que él consideraba excesos de obsecuencia y personalismo y por ello escribe: “La cuestión no es elegir entre Perón y el Arcángel San Miguel, sino que la cuestión es Perón o Federico Pinedo, en cuanto él simboliza un régimen político de oprobio y un modo de pensar ajeno y opuesto al pensamiento vivo del país”. Sin embargo, también supo abrirse cuando veía que el camino elegido no era el de la liberación nacional sino el de la sumisión, como por ejemplo durante la presidencia de Arturo Frondizi cuando le llegan a sus manos los contratos petroleros firmados con las empresas multinacionales, de manos de un obrero patriota que le alcanzó los originales dado que los que le habían alcanzado eran apócrifos, que aún continúan depredando nuestro país. La ironía de la Historia nos muestra a la misma empresa, Pan American Energy, siendo beneficiada en 2007 con la continuación de la entrega hasta el 2027, con extensión a 20 años más, en la misma área: Cerro Dragón.
La entrega continúa. El petróleo y el gas siguen en manos extranjeras beneficiadas con políticas que continúan el saqueo de nuestros recursos naturales. Muestra de ello son la ley de Corta de Hidrocarburos y la ley de Incentivo a la Exploración, que beneficia a las mismas empresas que expoliaron y despojaron nuestro subsuelo durante la infame década del 90, sin ningún tipo de control y con la anuencia de los mismos que andan dando vueltas por ahí, reciclándose, algunos, en discursos progresistas y nacionales. ¿Qué diría Scalabrini frente a esto? ¿Acallaría su voz ahogándose en la tristeza más profunda por ver a nuestro país entregado hasta la médula en cada uno de los resortes estratégicos vitales de nuestra economía? ¿Nada diría frente al modelo agromineroexportador vigente que está depredando y saqueando nuestros recursos naturales? ¿O denunciaría vehementemente la situación actual con la misma tenacidad, pasión y amor a la patria con la que denunciaba a los ingleses y a los cipayos locales décadas atrás? La respuesta está en sus escritos indelebles, en sus memorias e inéditos, en su biblioteca que ahora está en APDFA junto con la fuente de todos sus trabajos, en su amor a la patria, en su inclaudicable lucha por nuestro pueblo.
Mercedes Comaleras, quien fuera su esposa durante toda su vida, al tener que dejar la casa donde vivió con don Raúl, J.B. Alberdi 1164 en Olivos, con sus heredados sutiles aires aristocráticos, escribe con aerosol rojo en una de las paredes de lo que era su biblioteca, dejando un mensaje a quienes la desalojaban, una síntesis de la vida de su compañero: “AQUI SE DEFENDIÓ A LA PATRIA”.

Martín Scalabrini Ortiz