Tal como adelantamos en este espacio, se adjudicó la ingeniería y construcción de la Unidad de CCR (Reforming con Regeneración Continua), que YPF va a instalar en el Complejo Industrial La Plata en reemplazo del Magnaforming existente y producción de BTX (Benceno, Tolueno y Xyleno), a la empresa brasileña Odebrecht. Esta empresa opera su propio país y en países vecinos y hace poco tuvo problemas con el Estado ecuatoriano al incurrir en fallas estructurales en la construcción de una presa hidroeléctrica en San Francisco, junto con las empresas Alstom y Va Tech. Es por ello que el Gobierno ecuatoriano inició reclamos por U$S 210 millones.
Odebrecht, como en esta y otras obras, viene acompañado con financiamiento del BNDES, el Banco de Desarrollo del Brasil, como otras tantas empresas brasileñas dentro del sector industrial y de construcción. A fines de junio de este año, este banco de desarrollo lanzó un programa de apoyo a la ingeniería con incentivos muy interesantes para las empresas brasileñas que encaren proyectos en Brasil y en el exterior. Uno de los incentivos implica el financiamiento de hasta un 100% en la compra de equipos brasileños. Por lo tanto, lo que podría ser una oportunidad para la fabricación de equipos nacionales argentinos como bienes de capital para esta nueva unidad en YPF, pasa a ser una excelente oportunidad para los fabricantes de equipos brasileños.
Esta inequidad es producida por el mantenimiento de las políticas neoliberales en la matriz productiva argentina (ver artículo de Martín Schorr, Revista Industrializar Argentina Nro. 9), habiendo sido borrados de un plumazo todo vestigio de apoyo estatal a la producción nacional. En contraposición, el que debería ser nuestro socio en el MERCOSUR y con quien se deberían desarrollar políticas de integración regional, posee instrumentos de incentivos para su propia producción nacional que la Argentina no posee. La creación de un Banco de Desarrollo Nacional es indispensable para intentar recomponer la producción nacional de bienes de capital. Con esta herramienta más una política decidida estratégica y nacional, y no por espasmos como el reciente beneficio para la producción en Tierra del Fuego, es posible pensar en recuperar la matriz productiva argentina. De otra forma, estaremos presenciando la continuación del modelo agroexportador rentístico-financiero implantado a sangre y fuego durante la dictadura militar, profundizado durante la década del 90 con el menemismo y continuado por la Alianza y el kirchnerismo.
Esta adjudicación por parte de una privatizada extranjera es sólo un ejemplo, de tantos que se pueden encontrar, para afirmar la hipótesis planteada.
Martín Scalabrini Ortiz
El giro a la izquierda llegó a México
Hace 6 años
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