Es un honor de compartir la mesa con los presentes, sobre todo con Norberto Galasso de quien me declaro ferviente admirador.
El periodista Eduardo Nocera ha hecho un libro con mucho trabajo encima, mucho tiempo invertido. Mucha investigación. La variedad de entrevistados es muy interesante. Sinceramente, disfruté mucho de su lectura.
En la época del nacimiento de la Patria, se conforman, como describía don Rául Scalabrini Ortiz, “Las dos rutas de Mayo”. El nacionalismo revolucionario, proteccionista, americano y popular de Mariano Moreno, y el liberalismo antinacional, europeizante, localista y minoritario de Bernardino Rivadavia. Los dos caminos representan la dirección que irían a tener los destinos de la Patria: Independencia nacional o meros entregadores al comercio inglés.
De esta manera, se puede observar bajo qué influjos actuarían los principales actores de la Revolución de Mayo.
Escribe Scalabrini:
“En América se destacan perfectamente visibles las características de los procedimientos de que se valió Inglaterra para edificar su Imperio”. Estos procedimientos fueron diferentes que en otros lugares del mundo. Los intentos armados de anexar territorio por parte de Inglaterra, se encontraron con la resistencia criolla. Los mismos que participaron de los intentos, fueron los que recomendaron cuáles debían ser los métodos de dominación de nuestros territorios. Ya en 1741, el almirante Veron expone que:
“Es necesario propender a la emancipación de los establecimientos españoles de América, para abrir estos mercados a los negociantes londinenses, un poco cansados del tráfico ilícito, lleno siempre de peligros”. Es decir que el Almirante propone que sean los propios americanos los que lleven adelante lo que necesitan los ingleses, y que ellos mismos por las armas no fueron capaces de lograr.
Decía Scalabrini: “El Almirante Veron es así un precursor del imperialismo económico cuyos planteamientos comenzaban recién a ser formulados por los cerebros mejor organizados de Inglaterra”.
Inglaterra comenzaba a abandonar su período de país agrario dando comienzo a lo que sería la Revolución Industrial. Desaloja a la vieja oligarquía inglesa y ensalza a las clases medias capaces, colocando a industriales y comerciantes en el mismo nivel de dignidad que la aristocracia tradicional. Transforma su entramado económico, modificando la lógica de acumulación de capital desde la propiedad de la tierra hacia el agregado de valor industrial ansioso de materias primas.
Escribía Scalabrini: “Inglaterra poseía a comienzos del Siglo XIX el equipo industrial más poderoso y moderno y es imbatible en calidad y baratura”. Adopta entonces el librecambio en su política exterior, proclamada como panacea por Richard Cobden, fabricante de textiles de Manchester, quien propugnaba la abolición de las aduanas y que sean las leyes económicas las únicas reguladoras de los intercambios externos. Estas políticas sólo beneficiarían a Inglaterra, por cuanto que nadie podía competir con su marina, sus manufacturas, sus planteles industriales, su organización bancaria. “La competencia inglesa iba a arrasar todo germen de progreso e industria en los países que cayeran en el lazo de aceptar sus tan atrayentes teorías comerciales” decía don Raúl.
Bajo este contexto se produce la Revolución de Mayo. Scalabrini destaca la clarividencia del pensamiento de Mariano Moreno, quien es capaz de leer el contexto histórico que está viviendo y escribe:
“Los pueblos deben estar siempre atentos a la conservación de sus intereses y derechos y no deben fiar más que de sí mismos. El extranjero no viene a nuestro país a trabajar en nuestro bien, sino a sacar cuantas ventajas pueda proporcionarse. Recibámoslo en buena hora, aprendamos las mejoras de su civilización, aceptemos las obras de su industria y franqueémosle los frutos que la naturaleza nos reparte a manos llenas; pero miremos sus consejos con la mayor reserva y no incurramos en el error de aquellos pueblos inocentes que se dejaron envolver en cadenas, en medio del embelesamiento que les habían producido los chiches y coloridos abalorios”
Este párrafo es clave en el pensamiento de Moreno. Pensaba pragmáticamente. Poco tiempo antes se declaraba a favor del librecambio en la “Representación de los Hacendados”, lo que significaba resquebrajar un poco el dominio español. Pensaba pragmáticamente, no doctrinariamente. De acuerdo a las circunstancias que se estaban viviendo y en las cuales estaban inmersos. Luego, las circunstancias cambiarían y el político es, ante todo, un hombre de circunstancias.
Respecto del Plan de Operaciones. Scalabrini destaca y realiza comentarios de varios puntos.
El primero explica cómo debe ser la “conducta gubernativa más conveniente a las opiniones públicas”. “Es en estas previsiones donde los impugnadores del Plan hacen incapié para acusar al Plan de terrorista, como si fuese posible hacer una revolución con medios exclusivamente persuasivos. Moreno es realista. El primer deber de la revolución es sostenerse a sí misma. Por eso se manifiesta implacable con los enemigos y adversarios, así como benévolo y tolerante con los adeptos”. En contraposición con la Historia Oficial: 25 de mayo de deliberaciones.
Es el punto sexto en donde aparece una construcción ideológica por demás interesante sobre la que se basa el pensamiento morenista y demuestra de qué manera hubiera podido hacerse una sociedad más equitativa.
Considera que las grandes fortunas en pocos individuos son perniciosas y que sirven de ruina a la sociedad civil y no solucionan en nada las necesidades de los miembros de una comunidad. Lo compara con “aguas estancadas”. Scalabrini escribe: “No puede darse mejor definición de esos grandes latifundios en que se dividió la tierra argentina y cuyo fruto fue y es tan extraño a la tierra argentina como si estuvieran en otro continente”.
Y luego viene uno de los pilares del pensamiento industrial de Moreno:
Propone desentenderse de 5000 o 6000 mil individuos y, como consecuencia, las ventajas recaerían en ochenta o 100000 habitantes. Y además, poner a disposición 200 o 300 millones de pesos para que el Estado fomente “las artes, agricultura, navegación, etc.”, sin necesidad de buscar exteriormente nada de lo que se necesite para la conservación de sus habitantes. Un verdadero plan industrial autónomo.
Scalabrini considera que: “Esta economía centrada, resumida voluntariamente en sí misma, esta economía defensiva, propia de un país naciente, que hubiera impedido por su propio mecanismo la infiltración capitalista de Inglaterra no era un acierto casual de Moreno. Era el núcleo central de su plan”.
Con la muerte de Moreno, esta ruta se clausura. “La posibilidad de una autonomía americana terminó con él. La anarquía por él predicha consumió las energías vivas de la república. La intriga se enseñoreó del país. El egoísmo personal primó sobre los intereses generales. El comercio inglés había abatido ese inesperado obstáculo y tenía ya las puertas francas: él iba a marcar la otra ruta de la revolución de mayo”.
Qué hay del Plan en la actualidad. ¿Existe un plan verdaderamente nacional? ¿Se ha modificado sustancialmente el entramado industrial argentino?
En el período que comienza en el año 2003 se han tomado medidas que han sido decisivamente en favor de los intereses populares:
La política de Derechos Humanos impulsada fuertemente por el Poder Ejecutivo obteniendo resultados concretos de sanciones ejemplares. La renovación de la Corte Suprema, desactivando la mayoría automática menemista. La estatización de los aportes previsionales que estaban administrando las AFJP, acabando con un tremendo negocio basando principalmente en la valorización financiera de los aportes, prestándole plata al Estado e invirtiendo en grandes empresas.
La recuperación de Aerolíneas Argentinas fue otro de las medidas positivas, aunque aún no se aprecia la tracción que puede realizar en las actividades relacionadas con la aviación. La compra de aviones se hace a Brasil, mientras en la Argentina hubo fábrica de aviones con diseño propio.
La Asignación Universal por Hijo fue otro de los hitos que hizo posible una leve redistribución del ingreso, impactando en la cantidad de chicos de edad escolar en la escuela primaria.
Se está librando una batalla muy importante en el plano cultural, con pivote en la Ley de Medios Audiovisual, que fue otro de los aciertos. Sobre este tema decía Scalabrini sobre los medios dominantes.
“En un país empobrecido, los grandes diarios son órganos de dominio colonialista. El periodismo es quizas la más eficaz de las armas modernas que las naciones eventualmente poderosas han utilizado para dominar pacíficamente hasta la intimidad del cuerpo nacional y sofocar casi en germen los balbuceos de todo conato de oposición. Su acción es casi in denunciable porque fundamentalmente opera, no a través de sus opiniones sino mediante el diestro empleo de la información que por su misma índole no puede proporcionar una visión integral y sólo transfiere aquella parte de la realidad que conviene a los intereses que representa”.
Sin embargo, ¿Qué hay hoy de un Plan dentro de un Proyecto verdaderamente Nacional?¿Qué se puede decir del entramado industrial actual? Todos conocemos que venimos de un proceso de desindustrialización aguda producida durante la larga noche neoliberal menemista. La política devaluatoria y el “dólar alto” se transformaron en la principal política económica, apuntada por algunos como una condición necasaria y suficiente para realizar un cambio radical en el modelo de acumulación doméstico conducido por un sector industrial en expansión merced a un salto exportador de consideración.
Esto logró que aumentara en un principio el coeficiente de industrialización hasta el 2005, gracias a la capacidad instalada ociosa que había quedado de la década del 90. A partir de esa fecha, no se modificó sustancialmente la capacidad debido a la baja inversión.
La expansión fabril generó una considerable cantidad de puestos de trabajo. Sin embargo, el bajo costo laboral tuvo como consecuencia un traslado de ingresos desde los asalariados hacia los capitalistas del sector. Esto implicó un aumento extraordinario de las tasas de rentabilidad, principalmente para las grandes empresas que se desenvuelven en el sector manufacturero.
Si bien hubo un crecimiento sostenido, se afianzó el perfil productivo heredado de los años neoliberales. No hubo cambio estructural. En la actualidad, más de las dos terceras partes de la producción fabril proviene de las industrias alimenticia, química, siderúrgica y de derivados del petróleo, así como de la armaduría automotriz. En general, se trata de rubros capital-intensivos, asociados de manera pasiva y subordinada al mercado externo, para quienes los salarios pesan más como un costo empresario que como factor de la demanda y caracterizados por mercados altamente concentrados (en su mayoría por parte de capitales extranjeros). Es muy dudoso que este aspecto estructural pueda servir como dinámica de un “modelo de acumulación con inclusión social”.
Se afianzó un perfil exportador muy volcado a las ventajas comparativas y con un altísimo grado de concentración (menos de cien grandes corporaciones dan cuenta del 80% de las ventas externas de manufacturas). Ante la falta de políticas industriales activas y coordinadas, no se ha logrado atenuar los procesos de desintegración del tejido manufacturero y de dependencia tecnológica. Es decir, se ha afianzado el perfil industrial implantado con las políticas desindustrializadoras aplicadas entre 1976 y 2001. Es por ello que se asiste a un balanza comercial positiva para aquellos productos relacionados con el procesamiento de productos básicos, y a un creciente déficil comercial de manufacturas más complejas, más intensivas en la utilización de conocimiento científico-tecnológico, utilizadoras de mano de obra de elevada calificación, como son los Bienes de Capital (maquinarias, equipos, etc.) Esta política refuerza por sí sola el poder de veto de políticas públicas orientadas a desarticular este perfil industrial.
Por otra parte, se profundizó el proceso de concentración económica. Las cien empresas más grandes del sector manufacturero explicaron alrededor del 45% del valor bruto de producción, frente a una participación del 35% a finales de la convertibilidad. Se afianzaron las tendencias hacia la “extranjerización”, con un rol destacado de grandes capitales brasileros y, ahora, chinos. Respecto a las políticas orientadas hacia las PYMES. Si bien se le ha dado cierta relevancia al tema, los planes han operado con poco presupuesto, sin coordinación entre si, en una política de aplicación de “parches”, con la misma lógica financiera en el tema de garantías como cualquier banco, y no como un verdadero plan de incentivo a proyectos de inversión.
Por otro lado, existe aún un entramado legal nacido a la luz de la aplicación de las políticas neoliberales de los 90 que es necesario desactivar y que afectan directamente a la posibilidad de un verdadero desarrollo industrial.
Ley de Inversiones Mineras.
Leyes de desregulación del mercado hidrocarburífero y su profundización en el año 2006 con la de provicialización de los recursos e incentivos a la exploración.
Ley de Entidades Financieras.
Es decir, no es una “sintonía fina” del modelo, sino la modificación estructural del perfil productivo lo que hay que realizar.
No hay que dejar de tener una posición clara y firme frente a las medianas batallas que se presentan en el camino de nuestra Historia, pero no por eso se deben dejar de señalar el marco en el que se presentan estas batallas, para poder dejar definitivamente atrás lo que nos dejaron a sangre y fuego hace 35 años atrás.
Martín Scalabrini Ortiz
El giro a la izquierda llegó a México
Hace 6 años
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